lunes, 6 de junio de 2011

puff que noche



Sabia que ocurriría, había juego, era la ocasión y no pensaba desaprovecharla.
Un viaje delicioso en tren.
Llegué a la hora de los postres y las copas.
Unas caricias, copas, amigos, la noche.

Al fin solos, besos, juegos y sexo, sexo desbocado, más sexo, intentar dormir y entre sueños sentir su piel, su calor, tocarnos, el deseo palpitando y sucumbir de nuevo en un placer delirante.

Sentir, sentir todo eso que estaba latente dentro de mí cada vez que le imaginaba, follarle a saco sin pudor, mío, todo mío. Suya.

Seductor, adorablemente salvaje…