jueves, 22 de abril de 2010

matices



Risas, comentando sobre follar bien.
Qué es follar bien?
Debería ser un conjunto de cosas, como tocar una buena sinfonía, se precisan buenos instrumentos, pero no es suficiente.
Hay que tener además intuición, sensibilidad, fuerza, imaginación, combinar todo eso tiene que llevar a una brillante ejecución.

Quizás tampoco es suficiente.
Primero hay que componer la melodía, el ambiente adecuado, sentir la inspiración.

Cuando un hombre me pone, puedo percibirlo en mi interior, me produce una sensación difícil de explicar, simplemente lo siento, algo vibra dentro de mi, puede que sea su voz, sus palabras, la inteligencia me pone (lo que más) su mirada…hay miradas que te subyugan, te hacen sentir pequeña, esa sensación de dominio sobre ti terriblemente seductora, una sonrisa morbosa me puede hacer temblar de deseo.

Y ese era el tema, me pone y además folla bien, entonces yo follo bien porque me pone, porque me dejo llevar por la lujuria, por el vicio, me fascina descontrolarme, a veces siento que no soy yo, que me transformo en una posesa, sin limites, con una pasión que me eleva, me miro en el espejo y veo una carita de guarra que desconozco.

Tengo en mi memoria una excelente selección de fascinantes sinfonías.

domingo, 11 de abril de 2010

Deseo incontrolable



Siento el aire en mi cara, acelero.
Me recibe desnudo.
Se me acelera el pulso, se me aceleran las ganas.

Mis ojos resbalan por su cuerpo, puedo percibir el olor a deseo, me empapo de su presencia, adoro su olor a limpio, a hombre, sus manos resbalan cadenciosamente acariciando su polla y mientras le observo empiezo a quitarme la ropa.

Las ansias se apoderan de mí una vez más y me olvido de todo, arrastrada por una descarga que me transporta a un mundo alejado de la rutina a miles de años luz.

Mi lengua recorre su piel suave, lento, hasta que mis labios llegan a su polla, abro mi boca húmeda, anhelante y empuja hasta el fondo de mi garganta, me deja sin aliento y siento su poder invadiéndome, se la como sucio, frenética, me arqueo, tiemblo de puta lascivia, de un deseo incontrolable.

Sus dedos me taladran buscando mis convulsiones, mis fluidos, soy fuego en sus manos y me pierdo en un juego del que no puedo prescindir.

Su carne y la mía se funden, su mano tira de mi pelo y la fuerza de su abrazo salvaje difumina mi visión del infierno de placer en el que me dejo caer lúbrica y poseída.