viernes, 14 de agosto de 2009
Romina
Ayer decidí ir a la piscina para recuperarme de las secuelas de una resaca y una noche de sexo desenfrenado y de lujo (que ahora no voy a contar).
Necesitaba una tumbona y sumergirme en agua fresca.
Cuando a mi crío se le ocurrió juntarse con otros niños a jugar, fue cuando descubrí a una mujer increíble.
Cabello hasta mitad de la espalda, mojado, se intuía rubio oscuro, la raíz del pelo alrededor de su rostro era rubio dorado, 1.65m delgada, unos 50 kg, un culo redondito dentro de una pequeña braguita de color negro, un vientre plano, la piel ligeramente tostada con pequitas en los hombros, unas tetas escandalosas que daba miedo mirarlas transparentarse dentro de su biquini blanco. Aparentaba unos 30 y pico.
Su cara era preciosa, ojos rasgados, parecían azules, los labios carnosos y cuando sonreía se veían unos dientes perfectos, tenía la nariz más bonita que he visto en mi vida, respingona pero con personalidad, unos pómulos marcados.
Era tan hermosa que no podía evitar mirarla. Tenía estilo.
Decir que me gustan las mujeres no sería lo más acertado, pero decir que me gustan “los” hombres tampoco, me gustan algunos, muy pocos.
Solo tuve en un par de ocasiones relaciones sexuales con una mujer (que tampoco contaré ahora), pero como no soy de poner etiquetas a nada lo dejaré ahí.
Está mujer me gustó infinitamente más que cualquiera de los machitos que andaban por allí. La observaba y me imaginaba comiéndole las tetas, puro vicio.
Así que llegó la hora de irse y me dirigí a ella para despedirme, cuando se me acercó para preguntarme si volveríamos hoy ya que nuestros críos se habían entendido tan bien descubrí que tenía los ojos de un color verde cristalino y una dulce voz con un acento que no podría definir.
Hoy cambiando mis planes volví a la piscina, pero no coincidimos, yo creo que cuando le miré a los ojos perdí el hilo de lo que me estaba diciendo.
Solo se su nombre.
Niña dondequiera que estés alguien debería decirte cada día que eres una diosa.
(imagen de Guido Argentini)
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6 comentarios:
qué guapa
la mirarán todos y todas...y ella tan contenta...
hará falta que tenga morbo además de belleza...
en Julio estaban J. y yo nadando, todo un ritual erótico/atlético cuando descubrimos en el borde de la piscina una madre delgadita con bikini amarillo y una melena lisa y oscura. su piel era blanca y ella
era sencilla y bonita...
nos miramos y le dije, nos la relamemos los 2 y él me contestó, ahora sí, con mutuo consentimiento...
ella creo que se dio cuenta porque nos miró con cierta curiosidad y morbo...
creo que hubiera estado genial y trio sobre la hierba de la piscina..
beso
los mejores paisajes... los dan los cuerpos... buen blog! te sigo!
Un retrato minucioso y candente... ese que refleja cada frase envolviendo y ensalzando cada detalle, esos detalles que enloquecen.
Poem.. tenía morbo, un trio mmm
Chejuan, nos leemos.
Lydia, increible, preciosa.
Besos a todos
Casi me dan ganas de decirle al vecino que me preste esta tarde al cabroncete de su hijo que tiene cuatro años e irme a la piscina.
A ver que tal migas hacen esos niños.
Bsos.
Muy sensual. La narración —no sé si es verídica o es ficción—resulta creíble. La foto de Argentini muy chula.
No sé dónde leí, quizá en un libro de Teresa Viejo, que a los hombres les excita ver que las mujeres se aman (en el sentido sexual) y también que se pelean. La última parte no la entendí.
Saluditos,
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