MI Lujuria

Entra la luz a través de las cortinas transparentes color malva, siento el calor del final de la tarde instalándose en cada poro de mi piel, relajándome y me encanta, boca a bajo tumbada en la cama meditando, de tal manera que casi puedo oír las palabras de mis pensamientos.

Le estoy observando, está cerca, hacia unas semanas que no le tenía tan próximo físicamente a mi y tal como transcurre la conversación, las risas, siento una parte de mi, la razón, que me va abandonando, dejándose llevar por los impulsos de las otras partes de mi, la piel y el alma, es como si todas las defensas o las alertas se fuesen apagando de la central neuronal a la vez que el alma empieza a palpitar y siento la carne, la piel luchando por no desbocarse, por frenar el animal que quiere salir de mi, un instinto difícil de controlar.

Aunque esa es una de las partes de mí que más me gustan, el ser capaz de darle en ciertos momentos una patada a todos los razonamientos y dejarme llevar. Nunca me he arrepentido de ello, de mis impulsos, de esa capacidad de disfrutar sin pensar en las consecuencias, sin frenarme, sin cuestionarme nada, simplemente dejándome arrastrar por lo que el cuerpo me está pidiendo, son contadas las ocasiones en que esto sucede o mejor dicho son pocas las personas que provocan esa reacción en mi.

Tengo la imagen de la situación, charlando en un sofá y no se si se trata de alguna reacción química, si es el aura de morbo que él desprende o soy yo, creo que por alguna oscura razón existe algo que hace que su simple presencia despierte en mi la más profunda lujuria.

Y mientras pienso todo esto, descubro el silencio que me rodea y siento como de forma aleatoria a mis pensamientos mi cuerpo ha empezado a actuar inconscientemente, sin recibir ninguna orden de mi cerebro, contoneándose, mis caderas moviéndose de forma circular, tumbada boca a bajo en la cama, abrazada a la almohada, mi culo empujando hacia el colchón y restregando mi coño en la sábana mmmmm he seguido con ello un poco más, ya de forma consciente.

Me he levantado, abro la puerta con espejo del armario y he acercado la caja de juguetes, meto la mano sin mirar y he atrapado un pequeño látigo negro, lo observo echada boca arriba con las piernas dobladas, abiertas, veo mi reflejo en el espejo, mi piel bronceada, un tanga blanco y una blusita del mismo color con tirantes, lanzo el látigo contra mis piernas varias veces, es suave, me sonrío, meto la mano otra vez en la caja y agarro un vibrador, busco el lubricante, me gusta darle al pulsador y observar como caen las gotas de gel, pegajoso, brillante y acerco el vibrador y lo deslizo por el liquido alrededor de mi coño de forma circular, lento, lo dejo vibrar encima de mi clítoris, estoy caliente, lo introduzco con facilidad con una mano, busco en la caja con la otra mano, encuentro un plug pequeño, lo dejo dentro otra vez y saco otro mediano, dejo caer en la punta unas gotas más de lubricante…..

Lento, muy lento, vibra, empujo, lento, vibra muy dentro y empujo lentamente, al mismo tiempo en dos agujeros, lento y profundo, el culo en pompa, muy cerda, deliciosamente zorra, yo y mis ganas.

Un orgasmo se dispara, muerdo la almohada, grito, siento mis piernas temblar, el placer subir por mi estomago despacio, constante, estalla en mi boca, no puedo parar de gritar, me ahogo y sigo gritando.

Extenuada.

Ha sido un orgasmo intenso, brutal.